V- LA ALTURA DE LAS CIRCUNSTANCIAS (2007/8)
39
Cartas por debajo de la mesa
Bajo el presunto techo de los martes de tarde,
me escondo, bajo girasoles remotos, celestes:
“El lapso memorable se ha mimetizado”;
Percibo, persigo;
testigo te sigo.
la altura de las circunstancias
afloran,
testigos inmunes .-
40
Trampas al solitario
espectro cuyo límite
habitúa habitar sobre su habitáculo
(obstáculo).
Habitación con vista al crepúsculo y sus convincentes 14 grados,
después el horizonte,
todo una gama de redundas encerradas
en unos lentes provisorios
por ahí.
Escrutinio detractor; penumbras y
matrias,
la intrasección y el habitante:
conjunto de conjeturas; conjugan sus jugos con juegos
y objetan:
“_ No le quepo”.-
41
La economía del taxón
Entre la ambigüedad y la redundancia
la economía del taxón sobre la balanza;
transacción y jurisdicción en cuestión:
el probable estado de un gélido déjà vu y sus fluviales raíces.
El exceso de amabilidad puede ser agobiante, lo sé;
o casi un poema.
Absolutamente casi.
“caminando por la calles
3 gorriones bañándose en un charco
me hicieron acordar”.-
42
Diagnósticos / Pronósticos
Vertiginosas tendencias atraviesan intenciones sobre ruidosas terminologías.
El síntoma, sobre el flagelo de un tópico; en su enfermedad
y su cura, repercute:
"Las contraindicaciones del progreso,
elocuencia y consenso,
consecuencia en ascenso".
sobre el principio de sus principios, el principado
(y sus escombros)
"Cuando la excusa se vuelva presagio, el último…
,que cierre la puerta".
(y apague la luz).-
43
Mientras Tanto
(-"Boleto,… gracias",
el discurso del inspector
en el transporte público de pasajeros
despertó su interés...)
El forense afán y su viscosa tentativa;
la ulterior fianza:
súbita
inconmensurable
versátil.
Contundente el efímero ultimátum,
el exilio que socava
la otredad de la cosificación, impertinente prórroga:
impresionante.
(-"de nada…").
Hoy lo decidí, cuando sea grande,
quiero ser poeta.-
44
Resumiendo
Menguando estaba la luna
en los altillos del cielo,
cantando perfil de pluma
dio a lo alto presto vuelo.
Hilando vigilia y cuna
por sus pasillos, consuelos;
misteriosa…: ¿cara o duna?
incógnita en mi desvelo.-
VI- MÁS TURBACIÓN
45
Susurro entrepisos
Austero límite entre ámbitos,
casi un sacrilegio.
Húmedas analogías,
humectan difusos turbantes;
menos o más
turbantes.
Cada humo y su versión,
de cada uno subversión.-
46
Escalera caracol (índole capicúa, idónea simetría).
Índole capicúa, idónea simetría.
Más turbantes para mis sinónimos obsoletos…
más
turbación,
el despojo en secreto,
amuleto concreto
al vericueto sujeto.
“Meticulosos astros de las caricias”.
Masturbación en el vértigo del eclipse, el colapso;
múltiples cosmos y vaivenes,
irreverentes
cuéntame.-
VII- ETCÉTERA (2008)
47
Cláusulas
Adolece el animal que hay en mí,
tras el flagelo de la memoria.
El lapso,
el colapso del nexo;
el anexo, contiguo al texto.
El contexto del pretexto.
El equilibrio en las pupilas… una tarea difícil.
El contrabando de las palabras
desenvuelve se en lo fáctico
e ilícito;
su gobierno prospera en el tránsito
de lo lógico.
Es el tráfico, lo verídico es la víspera
fenoménica y troglodita.
48
Cuña infranqueable que desgana:
El estereotipado ademán, inusitado,
brilla por su ausencia.
Versátil confluye en su retórica viceversa
y comparte,
siempre con partes, de su semblante, reminiscente hasta el hartazgo.
Su carismática volición vaciló:
Vestigios de una perplejidad redundante.-
49
Hasta que cierto
día dejó de mirar aquel
espejo…
El musgo fue invadiendo sus perfiles exhaustos.
Exactos e inciertos.
El contrato del tacto;
El retrato del pacto,
intacto
el impacto.
50
Límite propenso al descanso
de la duda, preso a tu destino
el perfil de la habitación examinará, curioso,
la rigurosa evidencia…
y te recuerdo decirme, con tus ojos apoyados en el vértice
de aquel abismo infinito:
-“si la vida sería un consejo, si fuera todo tan pasajero afuera”.
Y te miré, y con cara de sensatez repliqué elocuente:
-“creo que tu principal limitación, es que desconocés tus límites”.
_”Último vuelo nº 14 hasta mañana”…
los altavoces sentenciaban nuestro diálogo… mañana,
yo me pregunto cuando va a ser.
y te alejabas arrastrando el bolso, la imagen acústica: rueditas percutiendo sobre las separaciones entre baldosas; (imagina la imagen)…
austero límite entre ámbitos
51
El estereotipado ademán, inusitado,
Quien se queja de la velocidad;
siempre el último de la fila.
“La velocidad de la
veloz ciudad…”
Transitorias líneas sobre el asfalto,
siempre tan rotundo él;
tráfico adjunto y gesto…siempre tan impredecible él.
El primer día de clases, si ese, en el que todos
disfrazamos inútil,
la lágrima y su presagio.
Él,
transcurre los días
como queriendo avanzar a ninguna parte, algún lado
ese es su lugar… jugar, a pasar.
Las líneas amarillas pueden despintarse con las miradas…
a veces, pueden.
Sin disimulo marcará los árboles, así recordar el torpe camino de regreso
luego de una frugal, lenta
caminata matinal
sobre las violáceas estrella tenues.
He ahí donde,
desde la represión más agreste,
fluye en la anecdótica moraleja de sus pasos distraídos; para detenerse,
justo en la esquina silvestre de aquel vector.
Vértice azul que florece en cada instante,
para desaparecer ensimismado
sobre su arrogante nostalgia vanidosa.
¿Bajo que nombre, forma;
o callas la silueta
de tu estigma voluntario?
Panorámico indicio su testimonio.-
52
Aridez es.
Debo reconocerlo, pese
a preferir destacar formas menos figurativas en mis versos, el anticuario
encausó el selectivo despiste de mi olvido
bajo una foto plenamente mundana hoy.
“luego de dos meses sin lluvia,…”
Entre la suficiencia y la demasía...
un rango ambiguo,
casi borroso de alevosía…
de la suficiencia a la demasía: un intervalo, cierto
no certero.
Costero y ambiguo,
austero y antiguo, contiguo
(la justicia no es más que un rasgo tipificado del ideal al que incurre,
cuya humanidad, esquiva y subjetiva).
Multívoca, no equivoca;
y cierto,
siempre cierto.-
VIII- MUNDANOS
Mares voladores,
ingrávidos;
hoy las nubes condensaron el efímero,
parpadeante,
pulsante
equilibrio de mis pupilas...
el cordón de la vereda, transpiraba mis pasos,
siguiendo el rastro de las espuma;
océanos azules y blancos, me encerraron sobre la esquina, señoriales vectores…
amenaza prófuga: sus espenumbrantes argumentos
convencieron mi mirar;
ella a mi lado sonrió,
contemplamos las nubes durante mediante,
anexó el lapso memorable, descomponiendo el anhelo
cayó como una gota trascendente la tarde,
del pasado mañana...
54
El régimen en desnivel
de lo frontal; cayendo
el crimen:
...licitación en comodato,
muro tercerizado.
Las estatuas el status
y las propuestas.
Los supuestos.
"He observado que hay más bares
que odontólogos en mi barrio", en lo que respecta al clima
todos hablarán de calor o del frío de los últimos días
mientras tanto medianero, una partida de truco,
martes dos de la tarde, en el bar de la esquina,
un encanto.
La manzana se regodea en su narcisismo empedernido,
reclamando...
donde la penumbra se acontece,
el centro de la bahía;
la bifurcación de la entrepiernas...
centrifuga.
55
Siguiendo con mis pretensiones mundanas, empañaré mis ya prosaicos versos con un paisaje, una
naturaleza muerta que afrontó mi tarde de ayer.
El color, fue lo de menos,
al menos para la luz; que poco pudo distinguir entre el cielo y el agua.
Una conjugación de fronteras discontinuas mostraban un oscuro cielo descomponiéndose en olas sobre la arena; estrellas en el mar
y transacción
de la arena;
trepa la ola sobre el tobogán sólido de su transición.
Las rocas,
mis balcones.
Un parpadeo intermitente del faro en la isla de lobos recordaba, con regularidad infinita el horizonte tajante
y entre el dos y el tres, los discretísimos milímetros estelares encausaban
sus falaces argumentos
(y sombras).
Mi intención no es hacer ninguna apología a filósofóas antiguas,
no busco el principio más que en su presencia inmediata, sin caer en inútiles
cosmogonías
carentes de poesía o sinsentido…
en fin:
tras pasear sobre aquella bellísima tarde de sábado a la noche: entre penínsulas, ínsulas, bahías y treguas;
y con todo mi respeto hacia los criterios teleológicos, cuales momentáneamente
no acudiré…
me tomaré el atrevimiento de jugar
a fugar.-
IX- LO PROMETIDO ES DEUDA (2009)
Gruta,
grieta,
y cráter;
nácar y néctar...
Auténtica polifonia, si se quiere, la letra "r" y sus pertinacias...
"una vez, en la península, soñé una bisagra celeste
y cuál si péndulo"
ondulé amistoso... parafraseando
poetas, casi anónimos (impunes atropellos de la cultura general)
del plagio autografiado:
"no se puede soplar y comer gofio", ni tampoco comer "pan y torta", dicen.
Todo indicaría en estas épocas de hedonismo rapaz, fecundo y frígido; democrático, que todos, cuál si en restorán frente a una carta, desconocemos brechas insistiendo en la frenética tendencia destructiva y compulsiva para contra las antinomias, las dicotomias.
La posmodernidad es la era de las gratuitas polisemias, estériles de a ratos; pero diplomáticas si las hay.
Desconocemos por momentos que, si bien el hielo y el fuego, queman en sus excesos, son bien diferentes en naturaleza y complexión (y ampolla)
Tantos estímulos... poco estimulante
y si este poema parece una crítica a la frivolidad imperante, habré logrado yo mi mínimo cometido.
Sé también que desde esta vereda; la poesía, el reino del sinsentido por excelencia; puede sonar, si acaso contradictorio, pero no contraproducente. Cumplo con mi deber, con la tarea del agrio decir, me callo y justifico profundamente en un estático silencio de papel; mercena sobre el pentagrama de las palabras que concuerda las cuerdas sobre aquel acorde y se acuerda,
recuerda que:
Si bien,
el contrabando de los vértices conmueve
en su transparencia distraída, casi ingenua
en su espera (paciencia infinita y afán)
por la caricia de seda
donde confunde lo camuflado e infunde
y solo por reflejo, manotea
infundado.
Ya no se consuela con la ideología, y
en el espejo, no tiene más remedio que mirarse, sólo y sin religión
sin renglón, garante, uniformizante;
o desafiante.-
A mi tía nona
57
19/03/2009
Las ópticas difieren
cual si caracola eterna;
y entera en la porción, corte y vaguedad. Se dice vértice
y el vector es quien se mira
mirando en otro patio la levedad
el eco,
de su pulso.
Hay recuerdos, dicen;
cuando en un hogar se acostumbraba a polvorientos álbumes de fotos;
que no son más, que son solamente la proyección de la misma imagen, tamizada por nuestra afectuosa pertenencia a la misma;
siendo esta momentánea al punto de vista y no respondiendo,...
co-respondiendo,
concordando a realidad alguna o verídica transición o experiencia de nuestro pasado.
Así, cuál si también, es cierto que muchas veces nos dicen,
y luego de que lo decimos diciéndonos; olvidamos quien nos dijo
para simplemente decirnos. El origen, la originalidad...
no son vértices exactos en sus pertinacias y sus floras
se confunden entre raíces y caminos zigzagueantes...
También un olor: tu aliento al besarme endormecida,
o la casa de los abuelos, algún sahumerio de mirra familiarizable,
el viejo armario de alguna de todas esas viejísimas nonas
u otros rigurosos etcéteras etéreos;
proceden a inducirnos, introducirnos, involucrarnos en ámbitos
desarticulados para con la flamante atmósfera,
circundante y contundente.
Así pues, retomando
volviendo al caso, ya sin arqueología del deseo mediante,
ni su economía redundante, el poema:
Sobre las antípodas de la roca madre, pereces crédulo
sobre el espiral de tu diálogo (una penumbra inquieta).
Bautismo que carece de apadrinamiento,
intento...
fallido, un cuento:
"Érase una vez un niño" (aún juega sus tópicos desvalidos)
Trópicos inválidos, sumisos ante tantas aureolas concéntricas, que, mientras sencilla,
la bóveda azul... "Érase una vez un niño"...
(A mi tía Nona)
58
Ya ves,
Se desdibujó,
Límites como pactos,
Del colapso.
Silvestre sensatez,
Sensual
su agonía
fecundo mártir, astuto
en tiempos en que ya.
Los ministros de la elocuencia
En gestos sensatos encierran, entre gamas redundantes y espectros sumisos, la razón
de una perplejidad radical, como si de ingenuidad ya desprevenida se tratara
y sin audacia variada. Así en mí…
van en mi todos esos momentos,
casi se podría decir que soy esos momentos,
mas pensar no es ser ni viceversa, las hileras tienden hacía una tensión irreconciliable en determinada mitad, allí donde el equilibrio es ya también malabarismo. Allí la cuerda floja otorga sentido común por doquier y verás, es decir veraz.
Veraz como cuando mis versos empañan la cautela, la mañatan bajo una soga de especulaciones inútiles y frívolas, allí en mi, tu cautela; nuestra cautela.
Al ver la fruta caer del árbol, sin mi presencia y la de nadie; solo la intuición
quien la atestigua…
¿ocasionará tal vez, ruido alguno su rozar pujante de aire y lugar? Muda y anónima
la conclusión podría llegar a ser una confusa emboscada; paradójica y de nunca saber.
A menos que,… inventar:
Pintar colores, turquesas y rosas en tu almohada; bajo una luna llena de otoño,
La estufa a leña necesariamente, cercano al sillón de mimbre. Escucho aquella canción que tanto disfruté, para luego ponerme a pensar; en aves o alguna otra cosa que carezca de ruido;
como la poesía.
Dirá algún antiguo, y no le reniegaré; solo forma, y no materia; forma perfecta esta imagen que he de regalar ha quien guste de mirarla con los ojos de su alma:
Soy un huésped bastante capcioso, simplemente tenlo en cuenta a
manera de contraindicación si se quiere;
convincente
Pero buena gente.
Vamois.
Cuéntame tus descosmos.
59
La ventana
El último lugar que he habitado,
mantiene esa extraña tibieza;
un fulgor memorable de aquella chispa ancestral,
fundacional;
sinuosa y esquiva carambola clamorosa.
La ventana y el yecto,
por tabla.
Parece escucho decir ahora a quien no había,
a quien no habita:
“si todos se tiraran a un pozo, ¿vos te tirarías?”
Levantó su ceja izquierda,
difusa en la mirada de aquel gesto esquivo.
Con cara de originalidad (no la de lo nuevo sino la del origen),
la tensión en su narcisismo desgranaba elocuencia y sensatez,
sin si quiera pensar,
que todo era su ser
apenas.
Un reflejo despistado
ansía desprevenido sobre las toscas, la llegada del invitado,
el visitante;
su silueta cortando el polvo es, siendo un contorno en la tarde de niebla profunda,
y frondosa.
Las huellas empañan, atestiguan, documentan,
pulsan sobre un ritmo tajante:
aquella ventana,
aquel encuentro,
aquel lugar,
aquella pre esencia inaudita.
(A Álvaro Figueredo)
60
“Perdón sargento…
manipulé la escena del crimen.”
Dispuse nuevamente
del campo minado
y organizado bajo mi criterio y juicio;
contraataqué al aguafiestas subsiguiente…
y luego de envolventes redes y más;
yo no sé, no se bien si sí o si no… es más
lo confieso,
vil y crápula:
fue sin querer.-
61
fóbico / fílico
“estoy seguro,
en este momento alguien ya salió campeón”
poroso acorazado, selecciona el muy permeable…
del contorno miserable,
un reposo acorralado.
(jóvenes
ya no héroes, cayó un muro)
62
Pliegues
A priori, a posteriori; las justificaciones solo arremeten sobre la virtual contingencia
como un girasol, juro desconocer la razón, pero es
como un girasol;
de todas maneras, como dice el gran maestro:
“no hay ninguna razón para callar”*
Breves recuerdos como lapsos,
de tenues cuerpos, el colapso
discrepo y concuerdo,
el balazo…
sé también, que,
mienten,
siempre mienten,
juro desconocer la razón, pero es
como un girasol,
iracundo
a priori, a posteriori la justicia del discurso arremete,
moral ajena de pasos, ínfimo código, discreto… privado
íntimo…
sé también,
discrepo o
concuerdo,
como el girasol, juro desconocer la razón
pero mienten,
siempre mienten.
*Salvador Puig.
63
Antifaz del viento
¿Por qué antifaz del viento?
no como afirmación por sobre la negación, si como positivo; por contrario a lo negativo… por su naturaleza de sensual, de irrefutable, de para sí (de disciplina y de desencanto).
Digamos que, sobre una discontinuidad meramente homogénea atravesamos por capas, láminas más o menos densas, más o menos selectivas y permeables o impermeables.
Allí, cual si un pliegue abstracto, ya lo he dicho alguna vez, sobre un territorio trivial o en algún mosaico hipotético y/o provisorio…
Entonces, ¿Por qué antifaz del viento?
intentaremos generar cierta secuencialidad, ya sea zigzagueante y mínima, como para poder lograr la subordinación; jerarquizar nuestras ideas.
Creo no debe haber mejor manera,
que el poema.
Poema Hologramático:
Antifaz del viento,
no lo veo,
si lo siento;
Pertinaz el tiempo,
solo leo,
sino miento.
Sucesivo el verbo,
clandestino verso,
subversivo y terso;
paulatino intento.
Es el relieve del llano
allí donde tu ves, lejano
la víspera en la transacción
del “mi” veraz en transición,
conjugación
respectivación.
Es de papel aquel
cartel,
personal del plantel
y laurel.
El que poco abarca
mucho aprieta.
64
Hycus con ita
Belleza viva
Tu nombre es en tina
Bella maestra
Tus indulgencias
Avalan tu presencia
Sin Tolerancia
“Complacencia” es
Mi debiliad real
Compláceme ya
Esfera tenue
Intelectual que es más
Que amar su voz
Seduces mujer
Silueta que al ver yo
Caigo ardido
Me arrodillo
Tras tus fieras batallas
De cartón y vos
ásperas manos
princesa tenue que vas
acorralando
por el corredor
brisa, perfume de mar
tu elegancia
en nuestras playas
nutre tu vulgaridad
sabor explayas
ama de casa
en la ducha empapas
toda lujuria
X- CONTRABANDO –DE VÉRTICES, DE ARISTAS Y DE VECTORES -.
12/05/2009
Juro no haber visto una luna tan brillante hasta aquel entonces. Las estrellas radiantes
tal como si, tales como si,… por si.
Era un espectro selecto
soberano
y por sobre todo
nostálgico.
-“una típica noche de Tauro; mayo a la tarde.”, precisó.
Precipitose algunos días luego, como dos, o sea ya sobre la pollera larga y floreada del lunes próximo, siguiente y pasado. Una brizna intermitente, se podría decir, que de íntima jurisdicción o de restringida presencia (hay mil maneras de decirlo).
Su labor: barrer cuanta estrella,
así la virtud, sin excesos ancestrales, como la noche anterior, gula momentánea:
encuentros, ratos, límites, etc. (hay mil maneras de decirlo).
Sobre los renglones del papel en mi memoria, encalló el recuerdo y así despertar la representación y su correlato, afán forense, epistemofílico, en fin; fuego de artificios estelares indicaron, me prometieron el camino de regreso a casa:
“Es la señal del frenesí estático y límpido”.
Las filamentosas gotas, en su batiente contradicción, se encontraban las muy porfiadas
y yo, mientras,
como un pliegue brusco sobre la lámina sedimentada del mosaico,
me escondía tras el girasol celeste de aquel,
mi
satélite discreto. Espiándole al devenir, sus mejores apuestas, el se había dado cuenta
pero, restándole trascendencia acometía como si no me viera.
-“no se puede ser cómplice y testigo.”, le dije, con toda la elocuencia digna de mi voz. Así luego, colocar mis lentes suavemente, sucesivamente; él ni siquiera me miró.
Tras la ya copiosa, no tan garúa; pensaba en números y geometría, era yo un humilde arquitecto para aquel entonces.
¿Dónde encontrar las rectas y las curvas?
Si ya los vértices, los vectores,
las aristas…
Somnoliento ya en mi paso decidí reposar mi cabeza sobre la almohada y, nuevamente, tras faltar poco para llegar a destino, me quedé dormido tras la ventanilla.
Cuentan que el viaje, los peajes; mi sueño profundo mientras.
Es hora de levantarse.
66
Camuflaje
La paciencia azul los empaña.
Los edificios violetas tamizan la sangre
sobre tristes camas de hospital.
Es en aquel lugar
donde su ansiada búsqueda persiste.
Calando hondo
la fosa
en pos del hallado reencuentro:
del brillo y su lunar.
Sobre la arista, la que casi apunta su norte;
donde confluye su sensatez
y su silencio.
Toda su artillería;
más que unos solos,
incrédulos e ilusos
valores humanistas.
En la despedida implícita a cada momento, a veces hay un cortocircuito, se evidencian
las no tan visibles cuestiones
del veraz contrabando
y sus fácticas implicancias.
Los lentes de sol
me los pongo solo cuando entristezco*.
*P.L
67
Versátil verosimilitud,
¡no le he pedido ilusión a esta sensación!
Insólito y remoto,
el ornamento cotidiano,
entre el recuerdo y la memoria
debatese y yace:
“Alunísono, sinestésico,
beberás nubes rojas”.
Un rojizo antiestético. Un retazo, el desecho del hecho.
Desde el dicho, por el trecho
al acecho del pecho,
es estrecho
el estrecho.-
68
el desapego de las mañanas otoñales, tenues
...
Una vez en la playa, encontré un vidrio gastado por el viento, juro parecía un cristal,
rodados ya sus cantos, por la erosión inaudita
cual si topacio celeste.
eludiendo espuma llegó, era un nacarado especial,
su textura adivinaba de semblantes marcando al compás de su extraño designio cabos sueltos y hospitalarios vestigios.
como la borra del café o alguna otra estela inaudita.
tal vez fue solo una cuestión de contrabando.
solo sé que las hileras se desdibujaron frente al radiar concéntrico de su siluetica, la magnitud de su magnetismo, un contorno positivo.
en el laberinto de espejos una flor troquelada deslumbró a la luz
entre el blanco y el azul difundió,
difumino.
verde anzuelo de papel quizá alguna vez puedas ser más que dos
(De Valizas a Cabo Polonio)
69
Zona de armisticio
Si dice ahí afuera antes de ayer,
no creo mañana avisar,
que el pulso es un ritmo sin igual,
y es en la espera donde ahorrar;
Por que sí, por que no o porque tal vez,
armónico el riff del sin cesar;
ahí donde todo es al revés,
y allí donde todo es de cristal.
No digas, ni dije, no dirás,
y el tiempo descansa lo verás;
la tenue ventana se abrirá,
y paisajes remotos lloverán.
Allá no hay palcos,
no hay toldos, no hay mármol;
no hay rocío, ni frutos debajo.
No hay dos sillones,
no hay toldos, ni hay mármol;
no hay pichones,
ni tumbas boyando,
“no hay rincones donde arrinconando”.-
(A Esteban Rodríguez)
70
Guía.
Empaña brevemente
allí donde el empeine del adiós (en lapso, cuarzo precoz).
Empaña bruscamente
donde la guía es siempre, para los…
devota y emergente, allí conciso agente
donde la guía urgente,
el temple y el calor.
Allí sutil regente, real y contingente;
en sí mismo ausente
y veloz.
71
Tango II
Inminencia que azotaste
tu paciencia denotaste
bajo algún pretil, que lúgubre y de abril
se quebró.
Latencia implícita es tu voz exquisita
un clamor de cumparsita
este dolor,
que hoy desquita tu candor.
La fuente empotrada en tu cauteloso,
gélido mirar,
nostalgia desde la pared.
Es una mímica absoluta de tu ser. Frente a ti
el mar posa, como en un suplicio que se desvanece a tus pies.
Luego del fulgor de tu resina,
hoy es hora de partir
al violento devenir;
tu figura que transpira al batir,
sobre un lento y penoso latir; inmigrante:
Ya no ancla rosa en tus mañanas turquesas,
ni roncas enmarañada (pudor/es mínimo y certezas)…
esto es solo un papel dirán:
mas ¡puente y bengala de azar!
en la bienvenida de hoy, se va.
72
Ya parece recuerdo.
Entre la meta y el sueño agoniza
sobre su diáfano augur, sin edades, ni recados.
Sin recortes… es un síndrome capcioso,
como en el photoshop.
De una mimesis brutal en magnitud
y espejo,
debatese entre la altura y lo exacto y actitud.
Hablando de vacío, recuerdo el otro día paseando:
“_bajo una copiosa cúpula estelar y celeste;
posábase en mi inercia, en una absoluta víspera volitiva,
cuando de repente una foto, no muy poética, me conmovió.
Vi yo una intermitencia inaudita y cual si gendarme, dirigí toda mi circundante hacia ellos, lares;
hubo un tubo de luz, interactuaba entre chispas y chispas cuyo pasillo al tanto, percutía. Era un valle y ritual, eco virtual.
Sincope alunísono, una armonía redundante”
(cualquier coincidencia con la realidad, es mera semejanza).
Como te decía, tal vez el recuerdo es ya en mi una institución, con mástiles y aranceles; y con varios y respectivos.
De no ser así, y resolviendo,
revolviendo,
volviendo a lo nuestro.
Como te decía:
Ya,
parece re cuerdo.
XI- EL PLAGIO AUTOGRAFIADO
Foto cósmica.
Las circunvoluciones que esperan ser nombradas: quien nombra, dicen;
Evoca o espanta.
Pivotea también sino.
Pretérito secuaz y absorto, absoluto
fluyes al son de una moneda que gira en compás;
siempre cayendo lento,
sobre un paréntesis que azul y somnoliento.
Un desencanto que se renueva y que marcha.
Esquiva puntuación la del gesto que concurre recurrente,
con artesanales fintas sobre la mueca de seda y una cintura
impecable,
todo un arte la trama en su seducción y ocultos sus capciosos vestigios impertinentes.
Hoy, caminaba por laderas despobladas cuando de repente, esos ojos de tesón detubieronse en mi humilde guarida de papel; yo sin más que la calma de quien pernocta su siesta de amapolas respectiva y matinal (siempre matinal), no pude más que mirar en cauteloso husmear:
A escondidas le tomé una fotografía:
Cósmica.
74
“impulsos racionalmente funcionales”
(declaraciones extraídas de programas matinales
en testimonios de nutricionistas, albergues)
¡Pido la palabra!, al son, ya lo sé es simplemente que necesito decirlo:
es que la anécdota evoca (¿tu me entiendes?),
connota; radica e irradia,
también mutila también;
es inevitable el control en su silueta estable.
La posibilidad:
El mapa perfecto es en efecto y por defecto,
factible a su facción: su faceta.
¿Qué es eso que todos saben y nadie dice?
¿Es acaso la palabra del silencio esa inminencia previa a la inmanencia; y a la trascendencia también? Todo es un misterio…
¿Es acaso la estadía de la intuición en sus mejores parcelas?
¿O será tal vez que de una ancestral chispa se desprende la obviedad, el sentido común, ese que por tan pero tan redundante y aparente? De tan evidente invisible.
Simplemente, la retrospectiva es a la ventana lo que es la misma ventana.
75
“Después, más después;
mejor, más mejor”.
El zaguán
Era una parcela habitable,
esporádica y hospitalaria.
Pero abundaba el hábito (ruinas de costumbres y escombros),
mas solo de ecos y recuerdos se valía su redundar incesante,
y era también de sueño, de fantasía y de imaginación.
Al margen del marco, recortando (recordando):
los bordes
traspasándolos, siéndolos (conociéndolos).
Mas no solo de límites, sino de compañias también;
el recorte del entorno: la comunidad en común edad.
Ahora.
Puede. O sea,
fue todo aquello que no podía no ser.
Que, de no ser así…, que debía,
que tal vez sin habitación ya
no hubierame contestado esta,
nuestra fluida relación epistolar (autorreferencial).
Cuando se borra el horizonte (ya sin luna), al oportunismo no le queda más que el ceder de su generalización y al mimetizarse absorto y desbordando la sorpresa aglutinada:
Deglutiéndola:
Ahora,…hablando de marcos, de recortes y parcelas y de fotografías:
“Las risas ocupándolo todo, todo en el lugar (aquel lugar, ¡esos chavales si que saben de miradas!) llenando de ternura y de paciencia cuyos ojos, ya empapados en nostalgia y precisión, llenos de posesión; ya en posición (puede, o sea…, fue solo aquello que no podía no ser, que debía)”.
(A mi hermana Nadia Pereira)
76
Microcosmos.
Examinando la vergüenza ajena y su presunta ciencia: “hasta la crónica de aquel eclipse fantástico.”
Augurios.
Aquel, mi satélite discreto.
Microcosmos que una aturdida métrica infame (incesante, inaudita).
Rítmica ancestral donde el circuito (oculto) redime y conlleva en escalera caracol:
Hacia un rápido silencio elíptico,
más,
fugaz.
77
De aventura e imaginación heche a volar, así sin más,
un día toda fantasía alucinada y así notar aglutinada y merecida.
Quiso ser un poema sin más, de no ser, por supuesto… o a menos que.
El sentido se diluyó y en un enorme tobogán, un enorme tobogán
espectacular, inaugural (quieto el canal) y de retazos solemnes.
Y corcheas:
¡galletita!…
es decir corcheas, ritmo
(…Inútil ritmo. Vano ritmo).
Especulación ignorante y sensual, que desgrana (o desgana) e impacta.
Mas no ataca, si retrata…es decir,
relata:
Ortodoxia y hermetismo, hermenéuticos.
-Superpoblado índice de recolección de residuos, promueven, no mejor:
“¡predican con el ejemplo!”.
De una actualidad despampanante e inherente y vital,
absorta y absoluta y maravillosa.
Perplejo entorno.
Son al son,
cuyo ritmo cauteloso y oportuno.
Ortodoxia hermenéutica,
Hermética y profética:
Fática polémica,
polisémica,
Tertulia augura,
monotemática
y sémica.
Otro eminente lugarteniente común y corriente, evidentemente:
otro plagio autografiado…
versátil,
que concurre,
recurre mientras.
octubre
ocurre,
o transcurre.
Descubre y recubre.
Una amalgama inerte de inherencia quieta.
78
Pequeñas conversaciones con dios.
He aquí otra vez. Descifrando donde el
ademán (que delata y augura)
he aquí, cuando la lámina
se hace gota, suficientemente previsible
todo aquello:
“todo anhelo descompuesto”
El protocolo del cortejo.
El periplo ambiguo cuya cadencia, en controversia vertical,
y ornamental, y vehemente:
y breve.
Allí la anécdota del atónito significante,
que resbala, evoca; retrotrae.
El mero acto, ejemplar; corpuscular (crepuscular)
y es su carisma la contraseña, más allá de toda vergüenza ajena o escrúpulo alguno,
despojando lo otro, de lo mismo
de la influencia
de la paciencia
del radio de su constancia,
de la mismisidad:
huraño
hosco
De su protocolo y del cortejo
Consistencia
Periférica
79
Inter/mitencias
No sé si usted, fue conciente de la necesidad:
Más allá todo consenso, escrutinio alguno: el mapa perfecto/ verosímil/ inhóspita hasta el hartazgo/
la posibilidad
… a modo de pívot, de radar si se quiere/ cual si destello sino/
un magnetismo esquivo mientras la cromada caracola
(¡violáceas, grisáceas!)
Todo un faro aquella tarde.
Una cartografía sinuosa, centrífuga/ fuera del área de cobertura/ y lenta…
como una pluma dócil y leve/ cayendo/
/ una gotera, otro influjo inaudito/ en su propio reproche de espiral:
autoreferencial
se elevaba más allá de toda inhibición para decretar: _ ¡al ras del suelo!/
_“total, ya está en el piso y de ahí no se va a caer”.
Justo allí, todo su talento topográfico refiere a causas excéntricas,
Descentrando expectativas enmarañadas e ingrávidas, falaces.
Toda una táctica/ tácita/
implícita también,
entre pertenencias y extrañamientos
pertinencias y alumbramientos:
alambramientos también
/ no dudó/
el péndulo categórico no dudó/ el nunca duda
(José Ignacio de tarde)
01/08/09
80
“Somos”, es capicúa.
Como si la casualidad de espontánea,
nada tuviera.
No,
no me alarmaría.
Como si toda la gloria, estrepitosa,
cabiera.
Mas,
no me encantaría.
Don, de quieras.
Por doquier
donde quieras.
81
Bis
Transparencia transparente.
Aparente parentesco. Paréntesis (par en tesis):
De a par, entes
(bis).-
82
Inquieto
¿incómodo?
Como de una fisura en el empalme del diáfano cristal,
bifurca cuyo índole: índice audaz.
Indicio panorámico, sintomático.
Rapaz, cae
cae como una gota en la rotonda indecisa de unos pasos distraídos, ecos de la ansiada pisada circular (autorreferencial), que ya perdida aún:
“amoneda contornos evasivos”
Como una figura en el esmalte, su silueta original y vertical.
Idílico augur de pastos y alegres y verdes.
Que así sea solo bajo la lluvia, salen en luna llena (de primavera), avidez, vez primera.
Absorta impronta.
Límites como pactos, del colapso.
El contrato del tacto, cuyo impacto es su fáctico retrato.
En un espejo empañado, de ansias exageradas. Un suspiro encapsulado. Una voz
que ya no nombra tenacidad alguna.
Fática polémica
de aventurada suerte para dos.
03/10/09
83
Actas.
En fin…
Partiendo ya a la partida,
Ya sin fin alguno más que el de un augur perfecto en acto y de esperanza.
Doy fe.
Y un estado de finanzas.
Doy el interés de mi capital.
XII- SUCEDE SU SED DE, SU SEDE
Con cautela de boulevard desértico y otoñal sus hojas.
Desde un costado el anónimo huésped husmea;
sin nombre ni vanagloria, simplemente voyeur.
¿Qué pasa con los autos que ya sin ruidos? A donde fueron todos aquellos apurados nichos, si es apenas la hora, pasadas las 5.
“-¡Ya sé!
Deben haber ido todos,
Pero no se a donde”, pensaba en sus adentros.
Yo, el narrador omnisciente, yo los veo a ambos; él y la circundante situación que lo engendra en su esencia y correlato:
Como una postal diría; mas creo que los autos no pasan sobre fotografías; debe ser eso,
si eso
bueno tampoco los narradores hablamos con los personajes, bueno no aquí; por lo tanto…
Que espere, que de esperar va su escena.
Su escenografía quiere resbalarse, casi como si quisiera pulsar.
Ya, no depende y el primer auto rojo, levanta toscas por su cronometrado huir autobiográfico.
El cuello de nuestro amigo lo persigue hasta más no ser una pequeña alforja en el horizonte, en su horizonte;
En el horizonte si, pués.
Luego, este relato, se vuelve crónica
para, dentro del campo de la historia y la épica diluirse entre inmanencia y reminiscencia: de una heroica gesta, inmaculado himno
y el auto que ya violeta.
85
Si antes del amanecer te cambias de carril, solo descansa que ha de ser abril.
Siempre en agosto, cuando la primavera sucumbe por su inmediatez frondosa e inexacta; la duda interpela rutas de mapas aún no delineados, diseñados previamente, así con temple de agonía renueva los aranceles de los altillos y baña de flores amarillas y soleadas briznas los pretiles y las casas. Aún así es más latente que de ente, todavía.
En la ruta, al costado del amanecer, dirigiame: plagado de solsticios e intermitencias.
Componiendo la escena las jerarquías y subordinaciones pertinentes corroían la lenta superficie en un lento suspiro espiralado; hacia un costado. La ausencia brillaba absoluta y narcisista (por sí), embelleciéndolo todo a su alcance y reparo; justo allí donde acorralada por el futuro se desgranaba y volvía a caer, complaciente y sinuosa
la intersección de sus 2 olvidos*.
Más o menos inhibidos los póstumos vestigios componen:
“la retrospectiva en la ventana”.
*S. Puig
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